Neither Labor Law nor Civil Law has yet drawn the legal consequences of the existence of labor relations that unite animals and man. There are no rules protecting animals at work, while their participation in multiple human activities is unequivocal. The use of horses in sports and tourism generates wealth, while the services they provide save or improve lives. While it is easy to "work with animals", it is true that it is never explicitly recognized that animals "work with people". Why? Because animals are subject to the legal regime of property. The case of an animal as versatile as the horse leads us to believe that after having inspired numerous animal protection laws, his participation in society through work could be the first to be recognized. A service provider, transporter, plow, therapist, athlete... he has many roles and is recruited according to his personal skills and physical, intellectual or emotional abilities that make him unique. The social fact that animal labor represents prompts us to claim the specific protection of animals in this context, in light of the emergence of their fundamental right to welfare and, therefore, not to be mistreated. Being well treated in the workplace should be considered as a right of the working population, not as a specific human right. Likewise, the protection and monitoring of the health of the sportsperson must be an imperative that goes beyond the species to which the athlete belongs. This contribution was presented during the Symposium organized by the ADDCDA (Association des Doctorants et Docteurs du Centre de Droit des Affaires) on 11 October 2018 at the University of Toulouse 1 Capitole, on the theme of Sport and Business Law. It is part of the DER2015-69314-P project financed by MINECO, on the legal status of animals. Ni el Derecho del Trabajo ni el Derecho Civil han extraído todavía las consecuencias jurídicas de la existencia de relaciones laborales que unen a los animales y al hombre. No existen normas para la protección de los animales en el trabajo, mientras que su participación en múltiples actividades humanas es inequívoca. El uso de caballos en el deporte y el turismo genera riqueza, mientras que los servicios que prestan salvan o mejoran vidas. Si bien es fácil "trabajar con animales", es cierto que nunca se reconoce explícitamente que los animales "trabajan con personas". ¿Por qué? Porque los animales están sujetos al régimen jurídico de la propiedad. El caso de un animal tan versátil como el caballo, nos lleva a asumir que después de haber inspirado numerosas leyes de protección animal, su participación en la sociedad a través del trabajo podría ser la primera en ser reconocida. Prestador de servicios, transportista, arador, terapeuta, deportista... desempeña muchos papeles y es reclutado de acuerdo a sus competencias personales y habilidades físicas o intelectuales que lo hacen único. El hecho social que representa el trabajo animal nos lleva a reivindicar la protección específica de los animales en este contexto, debido a la emergencia de su derecho fundamental al bienestar y, por eso, a no ser maltratado. Ser bien tratado en el trabajo es un derecho de la población trabajadora, no un derecho humano específico. Análogamente, la protección y vigilancia de la salud del deportista debe ser un imperativo que vaya más allá de la especie a la que pertenece el deportista. Esta ponencia fue presentada en el Coloquio organizado por la ADDCDA (Association des Doctorants et Docteurs du Centre de Droit des Affaires) el 11 de octubre de 2018 en la Universidad de Toulouse 1 Capitole, sobre el tema del Deporte y el Derecho Empresarial. Se enmarca en el proyecto DER2015-69314-P financiado por el MINECO, sobre el estatuto jurídico de los animales.

Universitat Autònoma de Barcelona